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Creo que he simplificado la publicación de comentarios, así que animaros a hacerlo.

Acabo de publicar un cuento que escribí hace un montón de años en una editorial digital. Visitad mi stand en la tienda y coged un ejemplar electrónico (es gratis):

miércoles, 29 de junio de 2011

Cantinfleando en el Congreso

cantinflear:
1. intr. Cuba y Méx. Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.
2. intr. Cuba y Méx. Actuar de la misma manera.

Foto: Wikimedia Commons
No, no me lo he inventado. Esta definición está extraída del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

La he oído en la radio esta mañana cuando comentaban la noticia de la próxima celebración del 100 aniversario del nacimiento del original actor mejicano Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes, más conocido como Cantinflas, el próximo 12 de agosto.




En realidad sólo vi la réplica al discurso del Presidente del Gobierno por parte del líder de la oposición Mariano Rajoy y la posterior serie de réplicas y dúplicas de ambos.

Por los comentarios (de Carlos Herrera en Onda Cero que posiblemente sean opiniones algo sesgadas) el discurso del Presidente fue aburrido, largo y no dijo nada... Cantinfleó.

Foto: Reuters
Rajoy replicó también largamente. Aportó un montón de datos que para el PP demuestran que la gestión del gobierno ha sido la peor posible y que el resto de Europa (los valores medios de la UE) ya han salido de la crisis mientras nosotros seguimos hundiéndonos en ella. En la posterior intervención de Zapatero tachó a Rajoy de mentiroso por los datos aportados y él no volvió a reafirmarse en ellos. ¿Por qué? Quizás es que no le importaran mucho esos datos y lo que significaban. Posiblemente con ellos sólo estuviera cantinfleando y que lo esencial de su mensaje fuera el ya manido ¿Zapatero, por qué no se va ya y convoca elecciones?

Foto: Reuters
Zapatero quiso repartir la culpa de la crisis a pachas entre él y Aznar e incluso llegó a decir, o al menos eso creí entender yo, que fue él quien hizo explotar la maléfica burbuja inmobiliaria. Rajoy no quiso contestar a esta invitación/provocación.

Quiso el señor Presidente convertir el debate del estado de la nación en un debate sobre el estado de la oposición a la que llamó nuevamente desleal y falta de propuestas. Rajoy contraatacó con el número de enmiendas que habían presentado a los diversos proyectos de ley debatidos de las que no habían sido aceptadas ninguna, citó las resoluciones en las que había apoyado al gobierno y le explicó que las medidas que el PP consideraba contraproducentes no podían ser apoyadas... lo que habíamos oído tantas veces.

Sin embargo en el medio de este rifirafe coló un dato que tampoco fue rebatido por José Luis Rodríguez Zapatero que creo importante (y sangrante): durante el largo gobierno del sr. González el Parlamento no había admitido a debate 8 propuestas, ninguna durante el gobierno del sr. Aznar, y durante el gobierno actual habían pasado de 80 las proposiciones no admitidas y, por tanto, no debatidas en el Parlamento. ¿Para qué nos sirve entonces?.

Me pareció poco ético que cuando ya Mariano Rajoy había dado por terminado el debate, porque parece ser que el número máximo de intervenciones está limitado y es el presidente del gobierno el que tiene la opción a la última intervención, y ya no podía contestar dijera el todavía presidente que las enmiendas habían sido rechazadas porque no decían nada.

Parece ser una tradición de este debate, que se supone que es para repasar y reflexionar sobre lo que se ha hecho durante el año que se cierra, el presentar nuevas propuestas para distraer la atención de los resultados. La variación de este año ha sido que no solo ha sido el gobierno quien las ha presentado sino también la oposición. Y digo yo, en mi ingenuidad, no sería mejor haberlas presentado en el momento que hubieran estado listas y no reservarlas para este momento en el que, realmente, no vienen a cuento.

Y, finalmente, quiero resaltar que, pese a todo lo que se ha criticado a sus señorías sobre su poco espíritu de trabajo, no les ha calado en absoluto y han vuelto por donde solían: en el momento que terminó la última intervención del presidente en el debate con Rajoy y los diputados de los dos grupos mayoritarios ya no tenían la obligación de aplaudir y abuchear al orador  aunque no, por supuesto, de escucharle, cada uno según el turno, se levantaron de sus escaños y protagonizaron la habitual espantada a la que nos tienen acostumbrados.

Tan escandaloso fue que el Presidente de la Cámara, el señor Bono, tuvo que pedir a sus señorías que desalojaran el hemiciclo con celeridad porque se estaban formando atascos en las salidas y el señor Durán i Lleida (CiU), que tenía en ese momento el uso de la palabra, no pudo por menos que decir: No sé por qué se van si ahora viene lo bueno. Tengo que reconocer que yo también abandoné la retransmisión... pero a mí no me pagan por eso.

En resumen, del debate de este año he sacado en claro que debatir el estado de la nación es sinónimo de cantinflear. Hablar mucho sin decir nada.

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