Noticias del blog

Creo que he simplificado la publicación de comentarios, así que animaros a hacerlo.

Acabo de publicar un cuento que escribí hace un montón de años en una editorial digital. Visitad mi stand en la tienda y coged un ejemplar electrónico (es gratis):

domingo, 27 de mayo de 2012

Final de la Copa del Rey (con perdón)

No soy aficionado al fútbol. Es un deporte que me aburre verlo y que nunca he sido habilidoso para practicarlo. Además creo que la final de la Copa del Rey de este año ha estado falta de emoción por la superioridad demostrada por uno de los dos equipos, pero he de confesar que no la he visto, así que hablo de oídas.
Lo que sí que vi fueron los prolegómenos del partido y la pitada al himno español.
Me parece lamentable este espectáculo que cada vez que llegan a la final de la competición dos equipos de los llamados nacionalismos históricos se viene repitiendo.
Ya creo haber expresado en otras entradas mi sentimiento de vergüenza hacia el pensamiento progresista de mi país que viene identificando estos símbolos de identidad española, bandera e himno sobre todo, no ya con conservadurismo sino con fascismo. Créanme que siente verdadera envidia, no sólo la sana que no existe (ver mi anterior entrada) sino la mala, la que carcome, cuando veo mítines de partidos políticos de la izquierda francesa presididos por su bandera tricolor, la de todos los franceses, y encabezados por su Marsellesa.
Yo me siento orgulloso de ser español y no sólo cuando gana nuestra selección de fútbol, que yo creía que se llamaba española pero parece ser que es más políticamente correcta llamarla la Roja, y siento esas notas sin letra de la Marcha Real o Granadera como mi himno. Por eso no entiendo que todo el mundo se rasgue las vestiduras cuando un grupo minoritario de aficionados destalentados insulten a un jugador de raza negra, actitud que considero despreciable y perseguible que quede claro, y llegue a ser sancionado el club al que pertenecen esos aficionados y no pase nada cuando una amplia mayoría de los aficionados nos insultan a todos los ciudadanos del país menospreciando uno de nuestros símbolos.
Eso no es libertad de expresión, como tampoco lo pueden ser los insultos xenófobos.
En los días previos había oído algunas noticias contradictorias con lo posibilidad o no de catalogar estos hechos como delitos.
No me podía creer que una Constitución como la española que llega hasta detalles como el de impedir que los disputados y los senadores puedan realizar su trabajo sin cobrar y no se puedan limitar sus vacaciones no pudiera reconocer estos símbolos. Pero efectivamente es así. El himno ni se menciona y la bandera sólo se describe pero no se le atribuye ningún valor.
Además no me puedo creer que haya gente tan poco educada como para pitar un himno. Yo no me siento inglés, evidentemente, pero en ninguna situación, excepto estar en guerra con ellos o algo así, se me ocurriría pitar su himno y afearía la conducta de quien lo hiciera a mi lado.
Finalmente me parece de paletos tratar de cambiar la denominación de la competición de la Copa del Rey por la de Copa del Estado Español como la he visto nombrar en medios de comunicación de las regiones a donde pertenecen los equipos que disputaron la final.

lunes, 21 de mayo de 2012

Admiración y envidia

Decía Jorge Luis Borges: El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen que es envidiable.

A ver si va a ser por eso que el problema de la corrupción entre la casta, que son algo más que clase, política no tenga solución en España. Entendemos que metan la mano en la bolsa porque nosotros también lo haríamos y, quizás por eso, en vez de repugnarnos este tipo de actuaciones lo que nos provoquen sea ENVIDIA.
Y no sana envidia, sino la mala, la rastrera, la que nos carcome.Vaya que nos fastidia tanto que nos roben no porque lo hagan, porque no tenemos la conciencia de que lo que roban es nuestro dinero y no el del Estado (que no tiene), sino porque no lo podamos hacer nosotros.
Por eso en el inconsciente colectivo seguimos votando y manteniendo esta ilusión de Democracia, por si algún día nos toca a nosotros ser los afortunados.

Estoy totalmente de acuerdo con el pensamiento de Jorge Luis Borges, y apostillo más: qué se puede esperar de un país en el que la ADMIRACION es la ENVIDIA SANA???