La semana que viene se publica de forma oficial la convocatoria de las elecciones a los ayuntamientos y las comunidades autónomas que no tienen la cafeína suficiente en su café para convocarlas cuando quieran. Con ello se da el pistoletazo oficial de salida a una carrera que ya llevamos demasiado tiempo viendo: la campaña electoral (sí ya sé que para que comience oficialmente aún debe pasar más de un mes).
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Imagen tomada del blog noveolagracia |
La campaña electoral, cada vez más, me da la impresión de ser una loca carrera sin normas entre los partidos políticos cuyo resultado final se mide por la cantidad de votos obtenidos por cada uno, en lugar de ser un tiempo para explicar las opciones que cada uno defenderá si sale elegido: el famoso programa electoral que, estas elecciones, me he propuesto buscar en los partidos principales para desechar o corroborar la idea que tengo de que se han convertido en una entelequia. Vamos que no existen.
La pregunta que me hago en cada elección es ¿qué debemos de esperar de un partido político, que gane las elecciones adaptando, por tanto sus ideas a las de una mayoría de los votantes (en el mejor de los casos) o defender su ideario y obtener el número de votos que correspondan a esa franja de pensamiento en el electorado?
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¿Veremos carteles como el de Ciutadans en nuestra campaña? |
Si respondemos afirmativamente a la primera opción nos podría conducir a un sistema de partido único o, para mantener las apariencias, a un bipartidismo (igual casi estamos ya allí) donde cada partido pondría al principio de su ideario la contundente frase de Groucho Marx: Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros.
No sería más democrático que en nuestro Parlamento, sede del Poder Legislativo, existieran toda la gama de colores ideológicos para que tuviéramos una verdadera oportunidad de elegir entre azul, rojo, amarillo o naranja en lugar de tener que optar entre el gris ceniza o el gris plomo.
Ya sé que vais a alegar que un país con muchos partidos políticos es ingobernable, como Italia, y yo creo que esa afirmación es cierta (le he aplicado la máquina de la verdad que tienen las televisiones así que debe ser verdaderamente cierta). Pero también creo que, como la propia frase dice, es cierto para el gobierno, o sea el Poder Ejecutivo, no el Parlamento.
Así que mi proposición es: tener una variedad mayor de partidos entre los que elegir. Todos ellos con un ideario, es decir un documento más estable que un programa electoral, claro, conocible por todos y vinculante, entre los que se elegirían los diputados y/o senadores, que no tengo muy claro cuál es el papel de estos últimos en nuestro Estado.
Y elegir directamente a nuestro Presidente del Gobierno, por mayoría a dos vueltas como en muchos países, y a sus ministros (no por separado sino conjuntamente, claro) y a ser posible que no pertenezcan a ningún partido político.
Yo no sé si tengo muy claro cúal de las dos respuestas a tu pregunta es la mejor: la primera, y sobre todo en los últimos años, lleva a no decir nada que pueda llevarte a perder votos, y así se oyen estupideces de distintos calibres por todos los lados; la segunda, tú mismo lo reconoces, lleva a formar Parlamentos donde conviven las "Cicciolinas" con los "Tea Party", de cada pais. Lo que parece claro es que, si existiesen opciones minoritarias con cierta coherencia ideológica, mejoraría la calidad de los gobiernos y de las cámaras; pero, también en este caso la experiencia nos lleva al desaliento, al final este tipo de partidos explotan su poder decisorio y acaban convirtiendose bisagras que, pase lo que pase, siempre gobiernan (no creo que haga falta que dé ejemplos, ni en Aragón ni en España), lo que tampoco ha sido un ejemplo de honradez democrática, sino más bien todo lo contrario, ya que todos los políticos son humanos y parece que permanecer durante largas temporadas en el poder es perjudicial para las virtudes de todo tipo.
ResponderEliminarEs verdad que el bipartidismo acaba imponiéndose, pero también es cierto que cuenta con ventajas relevantes para sus votantes: opciones reales de que tu voto "sirva" para algo, si es tu partido el que gobierna (algunos a esto le llaman voto útil), la seguridad personal que nos da formar parte de una mayoría en algo (que se lo digan a los hinchas del Madrid o del Barcelona), votar a piñón fijo pase lo que pase (o contra el otro, que también hay quien lo hace), no tener que preocuparse en conocer a más de un par de candidatos... En fin, que por eso el de Ciutatans opta por desnudarse él, como ya hizo en otras elecciones, o en que se desnuden los de alrededor, porque así por lo menos, llama la atención.
Yo cada día estoy más convencido de que un sistema presidencial, como tú apuntas, o de listas abiertas mejoraría la democracia, pero como ya hemos comentado en anteriores entradas, para que lo van a cambiar el PSOE y el PP, si con este sistema les va tan bien?
Pues sí, el sistema les va bien a los dos partidos que se van repartiendo el poder bastante equitativamente y sin muchos problemas (los poquitos que han acabado en la trena, o eso creemos, han sido por escándalos tan fragantes que no se podían disimular9.
ResponderEliminarSupongo que la única manera de que se llegara a debatir el asunto es que algún partido minoritario lo propusiera para ganar votos, aunque sólo fueran el tuyo y el mío votando útilmente por una vez.
Creo que España aún no ha superado el miedo de la transición a que se nos rompiera la democracia y no se atreve a plantearse si alguno de los mecanismos que tenemos podría mejorarse.